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  • Nos gustan maduras, ¿y a tí?

    Las mujeres maduras saben lo que quieren. Apasionan y te hacen apasionar

    ¿Hay más mujeres que hombres?

    Aunque nazcan menos mujeres que hombres (la proporción queda alrededor del 1: 01:05), hay más mujeres entre la población adulta (sobre un 01:04: 1). Las mujeres tienen un índice de mortalidad inferior que los hombres, aunque en el útero, y viven una media de cinco años más debido a una combinación de factores: la genética (los cromosomas sexuales de las mujeres disponen de genes redundantes y variados); sociología (en la mayor parte de los países no tienen que realizar ningún servicio militar); salud (menos porcentaje en suicidios y en el consumo del tabaco y el alcohol, aunque referente al tabaco, la tendencia está cambiando en los países occidentales); la presencia del estrógeno (hormona femenina), que tiene un efecto cardioprotector en las mujeres premenopáusicas; y el efecto de altos niveles de andrógenos en los hombres. En el año 2001, de la población total, había 101.3 hombres por cada 100 mujeres.

    ¿Cómo es el cuerpo de una mujer?

    El cuerpo de la mujer tradicionalmente se mide a partir de tres puntos de inflexión que la diferencian del hombre: el pecho, la cintura y las caderas. Según las dimensiones y formas de los mismos, se forman cuatro tipos básicos de cuerpo: manzana o triangular, donde la cintura es más estrecha, las caderas sobresalen poco y el pecho es amplio; el cuerpo recto, donde la cintura tiene más de un 75% de la anchura de los otros puntos de inflexión; pera, donde la cintura es más estrecha que los pechos, y las caderas en el punto más ancho; tipo reloj de arena, donde las curvas están más marcadas que en otros tipos corporales, la cintura es estrecha y las extremidades se alargan. El Ministerio de Sanidad español decidió, en 2008, adaptar estos tipos a las mujeres del Estado, estableciendo que había tres clases de mujeres: cilindro, diábolo y campana. Hay mujeres maduras de todo tipo, podéis verlas en madurasfollando.name.

    La presión para mantener la belleza física es mayor entre las mujeres y los hombres, lo que propicia un tratamiento más sexualizado en el arte y la publicidad y una mayor incidencia de trastornos alimentarios y consumo de cosmética. A pesar de las quejas del movimiento feminista, el aspecto físico sigue siendo una variable discriminatoria a la hora de conseguir y mantener un trabajo o en las relaciones sociales, en un grado más elevado que entre los hombres.